El Alcatraz de Costa Rica: la prisión abandonada de la isla San Lucas
En el Golfo de Nicoya, en el Pacífico, se encuentra San Lucas, una isla que durante más de un siglo fue un centro penitenciario. En este enclave de 500 hectáreas se abrió el 28 de febrero de 1873 una prisión que fue clausurada el 26 de julio de 1991. En esa fecha salieron de ella sus últimos 8 presos. Con el sobrenombre de el Alcatraz de Costa Rica, esta prisión abandonada fue considerado el penal más violento de Costa Rica y se ganó la reputación de ser una de las cárceles más horribles y miserables del mundo.
En la actualidad las instalaciones de la prisión abandonada se encuentran casi en ruinas, invadidas por la vegetación, pero aún así el lugar no pierde su interés y su misterio. Muchos caminos han desaparecido y ahora la isla renace, no como cárcel, sino como un bosque que recupera el terreno robado un día por el hombre.
La municipalidad de puntarenas por razones desconocidas le entrego al MINAE el cuido de la isla de San Lucas, la cual desde 1989 dejo de ser carcel. La oficina central y la ermita son patrimonio arquitectonico.
Los reos de esta cárcel se dedicaban a diferentes actividades, como la pesca y la agricultura. La prisión consistía en una ruinosa casona de los guardias y cinco o seis edificios de dormitorios, enormes, llenos de grafitis y sangre en las paredes.
Los presidiarios construyeron también cabañas de madera, una de ellas, La Amistad, sirvió, al parecer, como lugar de encuentro y bar.
Incluso hoy , en los muros de las celdas, se mantienen manchas de sangre de reos que fueron heridos o asesinados por sus compañeros, prolongando así sus condenas. Existía también un pozo, un lugar donde los presos eran encerrados ocho horas como consecuencia de su mal comportamiento mientras el sol calentaba de manera insoportable ese horno.
Uno de sus presos fue José León Sánchez, que estuvo en la isla durante 20 años acusado de un robo que según dice no cometió. Su dura experiencia la recogió en su novela La isla de los hombres solos. Las historias más terribles eran los de aquellos que intentaron fugarse de la isla nadando 6 kilómetros hasta Puntarenas.
Otro famoso reo fue Beltrán Cortés, un hombre que dio muerte a un doctor llamado Ricardo Moreno Cañas en 1938. Este preso ocupaba una celda que se encontraba debajo de la capilla de la prisión y allí permaneció años y años.
Una interesante historia que tiene como marco esta isla la protagonizó Victoria Domingo, una joven de 19 años que se trasladó a la isla para enseñar a leer y escribir a los presos. Una mañana de febrero de 1966 esta valiente profesora, olvidando su miedo, llegó a San Lucas.
Fue la primera mujer en trabajar en la isla, el “hogar” de los hombres más temidos. Sus alumnos, asesinos, violadores y asaltantes, encerrados con ella en la isla, terminaron aceptándola y respetándola y haciéndola partícipe de sus desgraciadas historias, algunas de ellas realmente escalofriantes.
Los temidos presidarios supieron guardar la disciplina, cuando la “niña Victoria” se lo pedía. Y fue, sin embargo, un funcionario de la cárcel el que intentó abusar de ella, sin conseguirlo. Después de esta amarga experiencia, Victoria abandonó la isla, dejando a muchos presos desolados pero también agradecidos a su joven maestra.
Esta historia ha sido rescatada y compartida en esta web a modo de tributo. La autoría original pertenece a Indira y Chandra, la historia se encontraba en su blog, Ovejas Eléctricas, que desafortunadamente desde 2017 no es accesible, cambió de manos y se perdió el valioso contenido.
0 comentarios