Erzsébet: la vampiresa de Transilvania

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Erzsébet, la vampiresa de Transilvania

Gabriella Erzsébet (o Elizabeth) Báthory-Nádasdy fue una condesa poderosa e influyente de Transilvania, acusada de practicar la brujería, desangrando a más de 600 jóvencitas vírgenes. Erzsébet bebía la sangre de sus víctimas y tomaba baños con ella para conservarse siempre joven.

Erzsébet Báthory - Retrato anónimo, obra de dominio público
Erzsébet Báthory - Retrato anónimo, obra de dominio público

Tenía un miedo terrible a envejecer porque eso suponía perder su belleza, la única forma de poder a la que tuvo acceso. Su historia fue recogida en un cuento de Sheridan Le Fanu sobre una vampiresa, titulado Carmilla. Este relato sirvió a su vez de inspiración a Bram Stocker para escribir Drácula, la historia de un vampiro basada en la vida de un noble real de la Europa del este, Vlad Tepes (El Empalador).

La historia de Erzsébet

Erzsébet (1560-1614) perteneció a una de las familias más poderosas de Transilvania. Fue hermana de István Báthory (1533-1586), Gran Príncipe de Transilvania y rey de Polonia entre 1575 y 1586. Recibió una esmerada educación, a diferencia de las mujeres de su época, y destacó por su inteligencia y su cultura.

Como era frecuente en la época, con sólo 10 años fue destinada a ser la esposa del conde Ferenc Nádasdy. Al poco tiempo, Erzsébet fue obligada a vivir al lado de su suegra Úrsula, a la que odiaba, y fue llevada a Csejthe, el castillo de los Nádasdy. Úrsula se encargó de educarla y, según afirmaba Erzsébet, de elegir su vestuario y controlar todos sus movimientos.

A los 15 años, en 1575, se casó con el conde, que adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más importante que el suyo. Se fueron a vivir al castillo de Csejthe, con su suegra Úrsula, que falleció poco tiempo después. El matrimonio casi nunca se veía, debido a las constantes guerras en las que participaba Ferenc. Esto hizo que su primera hija, Ana, naciera diez años después de la boda. A los nueve años siguientes, Erzsébet dio a luz a sus hijas Úrsula y Katherina. Finalmente, cuando tenía 38 años, alumbró a su único descendiente varón, Pál.

Elizabeth Báthory
Elizabeth Báthory - imagen original de nndb

Erzsébet enviudó a los 44 años y, por lo visto, a partir de este momento comenzaron sus horribles crímenes. Lo cierto es que Erzsébet se convirtió en una señora feudal de un importante condado de Transilvania, pero sin ejército con el que proteger su territorio.

Consiguió que su hermano se convirtiese en Príncipe de Transilvania. Pero éste no actuó con prudencia, pronto inició una guerra con los alemanes y, por complejas razones políticas, Erzsébet se encontró en una complicada situación política, muy vulnerable y amenazada. Su principal enemigo fue el rey Mátyás II de Hungría, que deseaba apropiarse de sus extenso condado.

Rumores que crearon la leyenda

Es por esta época cuando comenzó a difundirse el rumor de que en el castillo de la condesa ocurrían crímenes siniestros. La acusaban de practicar la brujería, en concreto la magia roja, utilizando la sangre de muchachas jóvenes (una acusación bastante popular en la época cuando se buscaba la eliminación de un enemigo poderoso o influyente).

Según parece, la condesa confiaba en una mujer muy vieja, Darvulia, a la que llamaban “la Bruja del bosque”, que le aconsejó que sacrificara mujeres jóvenes y bellas, que fuesen vírgenes para que su sangre no estuviera corrompida.

El rey Mátyás II ordenó a un primo de Erzsébet, el conde György Thurzó, que tomase el castillo y que iniciase una investigación.

El castillo de Csejthe
El castillo de Csejthe - Fotografía de Spectrumgothic

Una investigación siniestra

El conde Thurzó (que odiaba a su prima porque, al parecer, lo sedujo y después intentó envenenarlo), afirmó haber encontrado en el castillo muchas jóvenes torturadas en distintos estados de desangrado y numerosos cadáveres sepultados por los alrededores.

Según las investigaciones del conde, al entrar acompañado de sus soldados en el castillo de su prima, vieron una chica desangrada en el salón y otra, aún viva, con numerosas heridas en el cuerpo. En las mazmorras encontraron a una docena de jóvenes, casi desangradas, que todavía respiraban. Además, exhumaron los cuerpos de 50 mujeres más.

Otra prueba contra Erzsébet, fue el hallazgo de un supuesto diario en el que describía detalladamente la tortura y muerte de 612 jóvenes. Por todo el castillo había toneles de ceniza y serrín, usados para empapar y retirar la abundante sangre vertida en aquel lugar.

El diario de Erzsébet

Al parecer, en 1604, poco después de la muerte de su marido, la condesa cometió su primer crimen: después de golpear en la nariz a su joven dama de honor por tirarle del pelo mientras la peinaba, descubrió que la sangre que le salpicó en la piel hizo que desapareciesen sus arrugas y recuperase su lozanía. Después de consultar a sus brujas -especialmente a Darvulia- y alquimistas decidió, con la ayuda de su corpulenta sirvienta Dorottya, desnudar a la muchacha, hacerle un profundo corte en el cuello y llenar un barreño con su sangre. La condesa se dio un baño en la sangre de la joven y la bebió, para conservar su belleza.

Inventó artilugios de tortura para disfrutar del sufrimiento de sus víctimas antes de que muriesen. Uno de ellos se llamaba la Virgen de hierro, una muñeca siniestra, que se encontraba en la sala de torturas, en los sótanos del castillo.

Se trataba de una extraña dama de metal de tamaño natural con rubios cabellos, enjoyada, maquillada y desnuda. Un mecanismo permitía que sus labios sonriesen y sus ojos se movieran. La siniestra peculiaridad de esta autómata era que, tocando las piedras preciosas de su collar, sus brazos abrazaban y aprisionaban mientras de los senos salían dos puñales. De esta manera, la Virgen de hierro mataba a las víctimas de Erzsébet.

Otro artilugio era una jaula cubierta de cuchillos y puntas de acero que permitía la introducción de un cuerpo humano. Las brujas encerraban a la víctima desnuda en la jaula y la izaban mediante una polea. La condesa vestida de blanco se situaba debajo de la jaula y permanecía allí como en trance viendo como moría la muchacha y su vestido se empapaba de sangre.

Erzsébet también bebía la sangre directamente mordiendo a las jóvenes en las mejillas, los hombros o los pechos. Para inmovilizar a sus víctimas, contaba con la ayuda de Dorottya Szentes, que aunque ya mayor tenía una gran fuerza física.

Aunque había sirvientes varones en el castillo, éstos no asistían a la ejecuciones: los hombres quedaban excluidos de las ceremonias. Sólo las mujeres se encerraban con Erzsébet y las jovencitas que asesinaba.

El error que destapó sus crímenes

Hasta el 1610, sus colaboradores le proporcionaron jóvenes que tenían entre 9 y 26 años de edad. En 1609 la condesa, ente la escasez de criadas en la zona como consecuencia de sus crímenes, cometió un error que terminaría descubriéndola: comenzó a invitar a su castillo a niñas y adolescentes de buena familia para educarlas. Aunque las elevadas tasas de mortalidad infantil y juvenil de la época podían justificar tantas muertes repentinas, en el castillo de la condesa el número de fallecimientos era demasiado alto. Las víctimas ya no eran simples campesinas, costureras o sirvientas sino hijas de la aristocracia menor, por lo que sus muertes no pasaban desapercibidas ni eran disculpadas.

Por otro parte, poco antes de ser descubierta, muchos cuerpos se enterraron en lugares poco seguros, como campos próximos a sus tierras, silos de grano, el río que corría bajo el castillo, el jardín de verduras de su cocina…

Un pastor protestante local comenzó a extrañarse de que tantas jovencitas muriesen por “causas misteriosas y desconocidas” y cuando se lo hizo saber a la condesa, según después llegó a afirmar, ella lo amenazó para que no hablase. Al menos esta fue la versión que utilizó el pastor cuando la denunció al rey Mátyás a través de la curia clerical.

El juicio contra la vampiresa de Transilvania

En 1612 se inició un juicio en la localidad de Bitcse. La condesa, acogiéndose a sus derechos nobiliarios, se negó a declararse inocente o culpable y a comparecer en el juicio. Sin embargo, sus seguidores llegaron a declarar los crímenes que Erzsébet había ordenado.

Según János Ujváry, el mayordomo, en su presencia se habían asesinado como mínimo 37 jóvenes solteras, de entre once y veintiséis años. A seis de ellas el mayordomo las había contratado para trabajar en el castillo. La acusación tuvo que basarse en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las criadas no tenían suficiente importancia como para castigar a la condesa. En la sentencia todos los colaboradores fueron declarados culpables, unos de brujería, otros de asesinato y los demás de complicidad.

Los seguidores de Erzsébet, a excepción de las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados. A las brujas Dorottya, Ilona y Piroska (Darvulia ya había fallecido) les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo “por haberlos empapado en sangre de cristianos” y las quemaron vivas. Katarina Beneczky, la más joven de las ayudantes, con tan sólo catorce años, pudo salvar la vida gracias a la petición expresa de una superviviente. No obstante, recibió cien latigazos.

La condición de noble de Erzsébet impidió que fuese ejecutada. La pena que le impusieron fue la de cadena perpetua en confinamiento solitario y la confiscación de todas sus propiedades (lo que el rey Mátyás tanto deseaba). Fue encerrada en un cuarto de su castillo. Los albañiles sellaron puertas y ventanas, sólo dejaron un pequeño orificio para pasar los alimentos y el agua y una ranura por la que entraba el aire y por la que se veía un pequeño retazo de cielo.

 Torre en la que fue encerrada Erzsébet
Torre en la que fue encerrada Erzsébet
Pequeño orificio por el que Erzsébet veía un poco de cielo - Imágenes de Istrianet

Testamento y muerte

El 31 de julio de 1614 la condesa, de 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Dispuso que todas aquellas propiedades que no fueron objeto de confiscación se dividiesen entre sus hijos. El 21 de agosto de 1614 falleció, después de haber pasado dos años emparedada.

No pudo ser enterrada en la iglesia de Csejthe porque los habitantes consideraron una aberración que los restos de la “Señora Infame” yaciesen en su pueblo. Finalmente, la enterraron en el pueblo de Ecsed, en el noreste de Hungría, lugar de procedencia de su poderosa familia.

¿Fue realmente Erzsébet Báthory una sádica asesina que disfrutaba torturando, matando y bebiendo la sangre de sus jóvenes víctimas? Como ya dijimos antes, estas acusaciones se remontan a la época en la que Erzsébet enviuda, heredando un rico condado que ambicionaba el rey de Hungría.

Acusarla de estas atrocidades resultaba muy conveniente teniendo en cuenta que el castigo incluía la confiscación de todas sus propiedades en beneficio del monarca. Quizás Erzsébet simplemente fue una mujer de la nobleza que, como era habitual en su época, castigó con crueldad a sus sirvientes y los obligó, incluso, a participar en prácticas sadomasoquistas, algo, una vez más, habitual (sobre todo si el noble era un varón), pues durante siglos los sirvientes no tuvieron derechos ni una honestidad que debiera ser respetada.

Por este motivo, entrar a servir en una casa significaba someterse al amo en todo, también en el ámbito sexual, y dejar incluso la propia vida en sus manos. Pero, evidentemente, también pudo ser una torturadora y asesina que se benefició de su privilegiada situación social para cometer sus crímenes y que sólo fue denunciada y castigada cuando, sobrepasando los límites de los permitido, se atrevió a utilizar como víctimas a las hijas de familias nobles.

Si queréis profundizar en este personaje, son destacables los libros de Valentine Penrose, La Condesa sangrienta (Ediciones Ciruela, Madrid, 1987) y de Javier García Sánchez, Ella, drácula. Vida y crímenes de Erzsébet Báthory, la Condesa Sangrieta. Hungría 1560-1614 (Editorial Planeta, Barcelona, 2005).

Esta historia ha sido rescatada y compartida en esta web a modo de tributo. La autoría original pertenece a Indira y Chandra, la historia se encontraba en su blog Ovejas Eléctricas que desafortunadamente desde 2017 no es accesible, cambió de manos y se perdió su valioso contenido.


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