El cuélebre asturiano, orígen, curiosidades y leyendas
En el folklore astur existe un ser dracónido conocido como el cuélebre, con forma de gran serpiente o culebra. Seres alados que custodiaban sus tesoros (ayalgues) en cuevas y carceleros de las xanas que eran prisioneras para proteger sus riquezas.
Son representados como serpientes con alas de murciélago y escamas más duras que el diamante, impenetrables. Su único punto débil es bajo la mandíbula, en la garganta. Emiten un molesto silbido que incomoda a las poblaciones cercanas y en algunos casos se dice que su aliento es fétido y venenoso.
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Cuélebre, orígenes del mito asturiano
El mito del cuélebre, al estar directamente vinculado con las xanas su origen probablemente esté ligado a la misma época celta o pagana. El mito, de origen griego, es semejante al mito del dragón que custodiaba las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
Muchas culturas poseen la figura del dragón en su mitología. En el caso de Asturias (y zonas del norte de León) reciben el nombre de Cuélebre o culebrón, famosos en las zonas orientales y centrales del principado.
Aparentemente no hay muchas historias de cuélebres en la parte occidental del territorio tal como afirmaba Aurelio del Llano. Sin embargo, existen opositores que intentan confirmar la presencia del cuélebre, o culebrón, en la parte occidental asturiana apoyandose en cuentos antiguos donde se menciona al culebrón como guardián de ayalgas (tesoros).
Como suele ocurrir hay bastante parecido entre el cuélebre y sus familiares no muy lejanos en Europa, dragones como Fafnir en Alemania, el dragón que custodia el vellocino de oro en Grecia y los dragones asiáticos o egipcios que encarnan a la Gran Madre.
Alberto Álvarez Peña, uno de los investigadores más destacados de la cultura asturiana, encontró en los bestiarios europeos leyendas sobre Beselis y Cockatrice - mitad gallo y mitad serpiente que tiene ojos rojos y mata con la mirada. También se topó con la historia sobre el Basilisco – el rey de las culebras que guarda tesoros en cuevas y pozos ocultos.
Con la llegada del Cristianismo, el Cuélebre asturiano, genio de lugar, protector y guardián de los de los tesoros vinculado a cuevas y fuentes terminó asumiendo el papel de dragón, encarnación del Demonio. Existen algunas
leyendas que lo emparientan con la maldición bíblica de La Serpiente Antigua con el Diablo [...][...] La influencia cristiana se deja ver muy bien a las claras en aquellas historias donde es un santo el que mata al Cuélebre como si de la leyenda de San Jorge y el dragón se tratara.
Alberto Álvarez Peña - Mitología Asturiana
Teniendo en cuenta todo lo documentado anteriormente podríamos remontar los orígenes del Cuélebre (o culebrón) a épocas celtas, paganas. Como ocurre con otras leyendas y mitos las historias fueron modificadas por los católicos intentando introducir su religión en los lugareños con la artimaña de modificar sus propias tradiciones y leyendas.
Como consecuencia de ello podemos observar la escultura de un cuélebre en la iglesia de Santa María de Celón (Allende), en la Catedral de Oviedo y en la iglesia de San Emeterio de Sietes.
Comportamientos, habitat y supuestos avistamientos de cuélebres
Suelen comportarse de forma violenta, tiranos que exigen tributos a cambio de una relativa paz para los aldeanos que viven cerca del hogar del cuélebre. Atacan a las personas y a los animales, lo que los convierte en una amenaza dificil de erradicar. La escama que cubre su cuerpo es tan dura que rechaza las balas, únicamente se le puede dar muerte hiriéndole en la garganta.
Viven agazapados en ríos, bosques y cuevas aunque también pueden encontrarse en monasterios y prados.
Existen diferentes ubicaciones que han adoptado su nombre, ya sea por tener relación directa en el pasado o porque los arraigos ancestrales así los han bautizado. Como era de esperar muchas cuevas, lugar predilecto donde habitaban, reciben su nombre como son las Cuevas del Cuélebre en Mestas de Con (Cangas de Onís) o el pozo en Cuerres (Cangas de Onís), entre otros.
En Buelnes, concejo de Llanes, a la orilla del mar, en una cueva hay un gran tesoro custodiado por un Cuélebre. Y hay cueva del Cuélebre en Noriega, concejo de Ribadedeva; También en Piedrafita, entre Morcín y Quirós; en Saliencia, concejo de Somiedo, y en Oviedo, detrás del convento de Santo Domingo.
En el Xienal, concejo de Quirós, existe el prado del Cuélebre. Braña de Valdecuélebre está en el concejo de Somiedo. Y encima de Barrio, concejo de Teverga, está Cuevafrás; y cuando pasan por allí los pastores dicen:
— Cuelebrón de Cuevafrás, baxa al riu y beberás.
Había un Cuélebre muy grande en una cueva de Bra- ñaseca, concejo de Cudillero. Y los vecinos, para que no les comiera el ganado le mantenían con borona y pan de centeno. Cuando iban a llevarle la ración le decían:
— Abre la boca, Cuelebrón que ahí te vá el boroñón.
Y un día, en vez del pan, le dieron una piedra calentada al rojo y murió.
Aurelio de Llano, Del folklore asturiano, pág. 49
Etapa final, vejez y muerte del Cuélebre
Al final de su vida el Cuélebre se retira al fondo del mar para seguir custodiando tesoros. Para ser más concretos es necesario citar la magnífica descripción al respecto escrita por Cabal en la Enciclopedia de la Asturias Popular.
El cuélebre envejece con los siglos, y entonces las escamas se le crecen, y los ríos le rechazan, y se niega la tierra a soportarlo. No le queda otro remedio que sepultarse en su mar, que se nombra 'mar tapada' porque se desparrama bajo el suelo. En el fondo de este mar hay un vivero inmenso de diamantes.... Y los hombres, se cogen los diamantes con un trozo de carne y una cuerda; los diamantes se pegan a la carne cuando toca en el abismo y suben cuando ella sube, si consigue salvarse de los cuélebres.
Constantino Cabal, RIDEA, p.325, recogido en Enciclopedia de la Asturias Popular
Leyendas de Cuélebres
Al igual que ocurre con las Xanas el cuélebre es ampliamente conocido en tierras astures. Sus historias, heredadas de generaciones pasadas mantienen el recuerdo de su leyenda abrazando el hermoso paisaje asturiano.
La leyenda del cuélebre de Santoladía
En Santoladía había un enorme Cuélebre que arrastraba cadenas. Venía todos los días y cada vez que venía, se comía a una muchacha que tenían que darle los habitantes del pueblo, hasta el momento cuando apareció un joven con un
hermoso caballo y dijo:
— Desde hoy nadie comerá más muchachas de este pueblo.
Mató al Cuélebre y salvó a la muchacha
La leyenda del cuélebre y el pastor
Érase una vez un pequeño pastor que encontró una culebrina en la montaña. La culebrina estaba abandonada, pues la recogió y la crió con leche de oveja. De este modo crecieron juntos. El pastor se fue a servir al rey por lejanas tierras y cuando acabó el servicio y regresó a la montaña. Buscó a la culebrina y la encontró transformada en Cuélebre. Ella se dirigió a él echando fuego por la boca y derribando los árboles, haciendo mucho ruido y sacudiendo la cabeza, y le
preguntó con furia:
— ¿Por qué me dejaste sola?
Y tras estas palabras, se lo tragó.
Santo Domingo de Oviedo
Detrás del convento de Santo Domingo, en Oviedo está la cueva del Culebrón. En ella vivía un Cuélebre que comía cada día un fraile, pues toda la comunidad vivía en la penuria y el dolor. Así fue hasta que un día, al menor de los
hermanos se le ocurrió darle un pan lleno de alfileres y el Cuélebre murió.
Cuélebre de Allande
En la iglesia Santa María de Celón (Allende) entraba por un agujero un Cuélebre a comer los cadáveres que enterraban allí.
Un día llegó un peregrino y le mató con su lanza. Esta escena está esculpida en una piedra, colocada debajo de la cornisa exterior del ábside.
El pozo Sierra
Cerca del pozo Sierra se encontraba una vez una muchacha ordeñando las vacas y tenía allí también un torro y un ternero. Entonces el Cuélebre sacó la cabeza fuera del pozo y dijo al toro:
— Toro, torillo, haz que vengan la muchacha y el ternero.
El toro cubrió a la vaca que estaba ordeñando la muchacha y cayeron hacia allí la vaca y la muchacha. Algunos años más tarde apareció su collar más abajo, en la fuente la Reguina, debajo de Bulnes.
La mañana de San Juan
Una mañana de San Juan un pastor encontró una muchacha muy hermosa que le dijo que estaba encantada. La desencantaría si se atrevía a hacer lo siguiente: transformada en Cuélebre se le presentaría saliendo de la cueva tres
veces con una rosa en la boca.
Si él le cogía la rosa, quedaría desencantada. A la tercera por fin, el pastor se atrevió y la muchacha quedó desencantada. Regaló después al pastor el tesoro que guardaba en la cueva.
Fuentes y autores: Wiki, Ramón Sordo Sotres, Luciano Castañón, Constantino Cabal, Aurelio de Llano.
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